Por María Nava

Con la elección de Lorena Cuéllar como la nueva gobernadora de Tlaxcala, la eterna pregunta vuelve a surgir: ¿Podría Tlaxcala salir del estancamiento que deja el gobernador saliente? Todos pensaríamos que esa pregunta es la importante, pero ahora, tras librar una pandemia como la del covid-19 la pregunta se reformularía a: El reto para la nueva gobernadora es superar el mal manejo económico y las secuelas que deja el covid-19.

 La economía en Tlaxcala a principios de 2019 había logrado un crecimiento esperanzador, pero fue fugaz; en el segundo trimestre de 2020, considerado el ojo del huracán de la crisis económica, tuvo una caída de 21.6 % en términos anuales. Para el tercer trimestre la caída fue del 14.3 % y en el primer semestre del año reflejó una caída del 22.8%.

La política económica de Marco Mena tuvo aciertos, pero también errores monumentales como altos niveles de corrupción dentro de instituciones de gobierno, la pérdida considerable de empleos, la falta de apoyo a pequeños empresarios y comerciantes durante la pandemia, a pesar de que este sector genera cerca de la mitad de los empleos formales en el estado y por supuesto, detrás de cada fuente laboral existe una persona con la oportunidad de mantener su ingreso y salir adelante junto con su familia.

Asimismo, la industria textil en Tlaxcala que representa el 16.9% de la producción textil de todo el país, se vio realmente afectada durante la pandemia de Covid-19, además de las instituciones privadas, el turismo y el comercio. A pesar de que Marco Mena se mantiene como el gobernador mejor evaluado en el país en aprobación general y en manejo de crisis durante la pandemia, no pudo crear estrategias para salvaguardar el bienestar y permanencia de empresas y microempresas en el estado, la economía de tres mil 800 comercios empadronados a la Canaco-Servytur fue en decremento y el 40% de dichos comercios tuvo que cerrar tras la pandemia.

En el Ranking de aprobación de los Ejecutivos locales, Mena Rodríguez alcanzó un 69.4 por ciento de opiniones positivas y en el de Aprobación de manejo de crisis por el Presidente y los Gobernadores, logrando una calificación del 81.3 por ciento, sin embargo, muchos tlaxcaltecas solo describen a su administración como pésima y su plan de desarrollo como incipiente y ominoso. Marco Mena deja una huella irreparable en la economía de los ciudadanos, y que el resarcimiento puede marcar la diferencia en la alternancia del gobierno o repetir la experiencia de ser una administradora más del gobierno de Tlaxcala.

Actualmente, los datos de Coneval muestran que el 52 por ciento de la población tiene un ingreso inferior al costo de la canasta básica. Lo que significa que el promedio de ingreso mensual es en promedio de mil 307 pesos mensuales entre los 578 mil 431 tlaxcaltecas ocupados, particularmente los 372 mil 949 asalariados y los 144 mil 684 trabajadores por cuenta propia, pero aquí se presenta un primer problema: El promedio de ingreso mensual de los tlaxcaltecas está muy por debajo de la media nacional que es de 2,325.8 pesos.

Lo que refleja un segundo problema: Los tlaxcaltecas, a pesar de las cifras que alaban la labor del gobernador no tienen ni cuentan con lo necesario para cubrir sus necesidades básicas. Lo cierto es que la pandemia desnudó el atraso en que se mueve el sistema económico de los tlaxcaltecas.

El tercero, también se refiere a la creación de oportunidades sociales, en particular de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Todos los gobiernos entrantes tienen fiebre por construir edificios, hospitales (que se ven bien por fuera, pero por dentro están carentes de personal, mobiliario y medicinas), y carreteras con gran presupuesto económico, pero con terrible arquitectura y planeación. Pero siguen invirtiendo en edificios y no en las personas, por la simple y egocéntrica razón de ver sus logros tangibles, al precio de ignorar las verdaderas necesidades del pueblo.

Lo que hace que el Plan Estatal de Desarrollo se convierta en un documento para guardar en un librero, y volver a sacarlo cuando hay que hacer otro. Los gobernantes deben salir a las calles y acordarse de todas las necesidades que vieron en campaña y prometieron a los ciudadanos, deben detectar e identificar donde va a terminar el dinero y cómo no quedará otro elefante blanco o en una carretera que solo se vea bonita y que haya sido construida con una cantidad exorbitante para presumir en cada informe de gobierno.

Lo anterior determina que si el gobierno electo quiere hacer algo diferente tendrá que realizar una reingeniería financiera y de austeridad como lo marca el gobierno federal. Una administración ciudadana y empática con las verdaderas necesidades del pueblo tlaxcalteca y que, por una vez en la historia de los gobernantes tlaxcaltecas, no sea para quedar bien en una foto bonita.

La nueva administración morenista podrá mejorar los problemas que deja Marco Mena, buscando una solución en la inversión y productividad de las principales industrias y la inyección de apoyos a pequeños comerciantes y microempresarios.

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