Por María Nava

A unas semanas de que el gobernador Marco Mena entregue el puesto a la gobernadora electa, Lorena Cuéllar, salen a la luz las condiciones en las que recibirá al estado, siendo el desempleo una señal de alarma en el sistema económico tlaxcalteca.

El desempleo es mucho peor de lo que el gobierno cree. El problema para muchos tlaxcaltecas no es conseguir un trabajo, es conseguir salarios decentes y trabajos formales donde paguen las prestaciones necesarias como seguridad social. Pero las estadísticas oscurecen esa realidad.

Todos sabemos que millones de mexicanos están sin trabajo. Durante décadas, instituciones gubernamentales como INEGI han trabajado arduamente para analizar esos datos. A lo largo de los años, la tasa de desempleo se ha convertido no solo en un indicador de la salud del mercado laboral, sino en el criterio más común que utilizan los legisladores para evaluar la salud de la economía en su conjunto.

Según esta medida, y con una pandemia como la que vivimos a cuestas, las cosas pintan aún más oscuras. Datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), señalan que la tasa de desempleo en Tlaxcala se ubicó en 5.9 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) durante diciembre pasado, la cifra señala que esta condición fue mayor que el mismo mes de 2019, cuando se registró un 3.7 por ciento de desocupación laboral.

Los datos del Inegi señalan que el 5.9 por ciento de desocupación en Tlaxcala equivale a que 36 mil 518 tlaxcaltecas no tuvieron empleo durante diciembre, aunque esta tasa de desocupación de Tlaxcala es menor que la registrada en agosto de 2020, que se registró el 7 por ciento de desempleo.

Pero resulta y resalta que, muchas empresas se han colgado de esta necesidad para ofrecer trabajos exprés, sin prestaciones ni un contrato fijo, existiendo en la ilegalidad, bajo las narices de las autoridades.

De hecho, podemos decir que esto solo es la cerecita del pastel, porque los números pintan una realidad alternativa que enmascara el grado en que las personas de ingresos bajos y moderados están sufriendo. Como resultado, los gobernantes creen que los ciudadanos estamos mejor de lo que realmente estamos.

Para ser claros, el problema no son los datos en sí mismos: los datos de la encuesta compilados por Inegi siguen siendo el estándar de oro para evaluar el mercado laboral. El problema es que los responsables de la formulación de políticas, en este caso, el gobernador Marco Mena, dependen de la imagen pintada por las estadísticas de primera línea para ayudarles a comprender la realidad. Esa imagen es completamente diferente a la realidad de los tlaxcaltecas.

En Tlaxcala, cualquiera que desee un trabajo a tiempo completo, pero solo pueda encontrar trabajo a tiempo parcial e informal, y aquellos que trabajen a tiempo completo pero ganen muy poco para superar el umbral de la pobreza, deben considerarse funcionalmente desempleados, pues es triste mencionar que no tendrán lo suficiente para cubrir sus necesidades básicas.

Entonces, incluso cuando la economía supuestamente estaba en su apogeo antes de la pandemia, aproximadamente una cuarta parte de los tlaxcaltecas que buscaban trabajo de tiempo completo con un salario digno no pudieron encontrarlo. Y luego, en el peor momento de la nación en casi un siglo, ese número aumentó, mostrando que el 32,4 por ciento de la fuerza laboral no tenía suerte.

El gobierno de Marco Mena no ha respondido adecuadamente por qué las cifras de desempleo, particularmente en los buenos tiempos, no era tan buenas, entonces la pandemia solo vino a relucir, una vez más, que hay fallas importantes que están afectando la calidad de vida de muchos tlaxcaltecas.

El reto de Lorena Cuéllar será rescatar y darles a todos esos tlaxcaltecas un poco de esperanza. Necesitamos una agenda económica que nazca de la comprensión de que el verdadero panorama del desempleo es mucho peor de lo que los responsables políticos creen. Una cuarta parte de la fuerza laboral, incluida una parte desproporcionada de comunidades minoritarias, no puede conseguir un trabajo de tiempo completo con un salario digno, incluso cuando la economía en general parecía ser saludable. La ventana a través de la cual vemos la economía importa. Hemos estado usando una vara de medir rota para realizar un seguimiento de nuestro éxito, por lo tanto, no se ha alcanzado.

Es hora de analizar detenidamente lo que nos dice la tasa de desempleo y dejar de pensar que es una buena medida del desempeño económico general. Hasta que gobernantes comiencen a ver el panorama económico tal como es, los responsables de la formulación de políticas avanzarán hacia el fomento del tipo de crecimiento económico que tendrá un impacto genuino y de amplia base en las vidas de los tlaxcaltecas en apuros.

Si bien Marco Mena recibió un estado con una alta tasa de desocupación laboral (alrededor de 26 mil 725 desempleados), aunado a ello la amenaza que representa el coronavirus, él se va dejando cifras inéditas de desempleo, a unas cuantas semanas de entregar la administración, que confirman que el estancamiento de la economía es un hecho y su tendencia indica que va rumbo a la recesión.

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