Por María Nava

El perrito de Lourdes aún espera frente a su puerta, con la ilusión de que ella abra la puerta para alimentarlo o solo darle un abrazo. Su imagen se ha hecho viral, él esperando a su dueña, rodeado de cintas amarillas y rojas que dicen “precaución”. Lo que no sabe es que Lourdes no llegará a casa.

Lourdes quien dedicaba parte de su tiempo a rescatar animalitos de la calle, no lo hará más. Lourdes quien alzaba la voz ante las injusticias, no lo hará más. Lourdes hoy no está viva. Y la causa se llama impunidad.

Theodore Roosevelt decía que el periodista de investigación es a menudo indispensable para el bienestar de la sociedad, pero sólo si sabe cuándo dejar de investigar, dejando en claro que a los gobernantes no les gusta que se metan en sus asuntos, aun cuando son asuntos que les interesa al pueblo.

México es junto a Afganistán, uno de los peores países para ejercer el periodismo. Desde 2000 hasta 2021, el grupo de derechos humanos llamado, Artículo 19 ha registrado 145 asesinatos de periodistas en México, con siete muertes el año pasado, y en lo que va del año, tres muertes, incluyendo la de Lourdes Maldonado López.

Hace tres años la reportera Lourdes se plantó ante el presidente de México, en una de las “mañaneras” y le dijo : “Temo por mi vida”.

El domingo fue baleada en la ciudad de Tijuana, lo que claramente puede ser visto como una crisis de libertad de expresión cada vez más profunda que enfrentan todos los periodistas mexicanos y el líder populista, Andrés Manuel López Obrador.

El asesinato de Maldonado se produjo menos de una semana después del asesinato de otro veterano periodista local, el fotógrafo y reportero policial Margarito Martínez, de 49 años, quien fue asesinado a tiros el lunes pasado, también afuera de su casa en Tijuana, por razones que siguen sin estar claras. Días antes otro periodista, José Luis Gamboa, fue asesinado a puñaladas en el estado de Veracruz.

“¿Qué tiene que pasar en México para que los periodistas puedan operar con seguridad y libertad?” le preguntó un reportero al Lic. López Obrador, a quien los activistas acusan de hacer poco para detener la violencia contra la prensa.

El presidente de México en un acto de deslinde dijo que se necesita una sociedad más justa y humanitaria, pero como siempre, buscó echarle la culpa del derramamiento de sangre al legado neoliberal “podrido”, y culpó a los anteriores gobiernos de la “profunda crisis social, económica y moral” que vivimos.

Ante lo anterior, podemos asegurar que todos los encargados del gobierno en México harán lo mismo, asegurando que ellos apoyan la labor periodística, pero eso terminará hasta que quedan en la mira de un periodista, quien, al hacer su trabajo, quedará expuesto como Lourdes, Margarito y José Luis.

En México para los periodistas no hay garantías, no hay condiciones, no hay protección, hay una ausencia del Estado, lo que está diezmando el periodismo el país.

El Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas de la Secretaría de Gobernación no funcionará si los asesinos están libres y los que están detrás de los asesinatos nunca son llevados ante la justicia. Con esta realidad, es muy difícil para cualquier periodista alzar la voz y denunciar los actos de impunidad y de injusticia.

En Planeta Tlaxcala, condenamos el asesinato no sólo de estos periodistas, sino también de todos aquellos que se han visto amenazados por cumplir su labor periodística y que fueron callados. En México, los periodistas queremos ejercer nuestro oficio, nuestra profesión, con todas las garantías posibles, aquellas que merecemos como seres humanos y como defensores de la libertad de expresión.

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