Por Darth Mortus.

Los mexicanos celebramos muchas fiestas a lo largo del año y de nuestra vida, pero ninguna está tan arraigada y es  tan profunda como lo es celebrar El día de muertos, festividad que es un claro ejemplo de lo que es el sincretismo, algo que explicamos en ocasiones pasadas, y retomando el tema del inframundo que ya también se tocó, en esta ocasión describiremos cómo los mexicas veían a la tierra de los muertos, el Mictlán.

La palabra tiene origen náhuatl, y traducido significa “tierra de los muertos”, este era uno de los 4 lugares a los cuales se dirigían los muertos, destinado a aquellos que tenían una muerte natural sin tomar en cuenta su estirpe, rango, importancia u origen, dando a entender que la muerte no tiene distinciones sobre nadie. También creían que el trayecto les tomaba 4 años, que es el mismo tiempo que le toma al esqueleto librarse de la carne, una analogía de dejar atrás aquello que te hace humano y trascender como espíritu. Las personas eran enterradas con algunos artículos que en vida le pertenecieron y que le servirán en su trayecto, además de que con ellos iban acompañados xoloitzcuintles, perros sin pelo que ayudaban al alma a superar su primer reto. 

El Mictlán está dividido en nueve niveles o estratos, el mismo número de meses de gestación humana, y cada uno representa un obstáculo, que pondrá a prueba su resistencia y valor.

El primer nivel tiene por nombre Itzcuintlán, la prueba consiste en cruzar un río, y un perro tendrá que ayudarte a hacerlo, bastante fácil, pero el animal puede negarse si cree que no eres digno de su ayuda, ya que este perro sabe si en vida fuiste malo con alguna mascota, negando el paso, dejando varada al alma, deambulando por este río sin descanso. Este río dividía al mundo de los vivos y los muertos. Es curioso notar esta similitud que tienen con la cultura griega y el río Estigia, que también dividía al mundo del inframundo, además de que en ambos existe alguien que te ayuda a cruzarlo, en el Mictlán es un perro y en el Hades es el barquero Caronte.

En el segundo nivel existen dos cerros que chocan entre sí, por lo tanto los muertos tienen que buscar el momento justo para cruzar sin ser aplastados, el nombre de este nivel es Tepeme Nomamictlán, Lugar donde se juntan las montañas.

Itztépetl es el nombre del tercer nivel del inframundo mexica, y significa montaña de obsidiana, la cual la tenían que escalar para poder pasar al siguiente nivel. Hay que tener en cuenta que en el México antiguo no existía el acero, por lo tanto lo que ocupaban para cortar eran piedras y obsidianas afiladas,  esta última es un tipo de roca que por sus propiedades, era bastante fácil de afilar, usada en muchos aspectos de la vida precolombina, incluido la guerra y la religión. Este obstáculo es bastante sangriento, ya que la obsidiana de este cerro está tan afilada que provoca que la carne se desgarre y desangre.

El cuarto nivel tiene por nombre Cehueloyan, lugar donde hay mucha nieve, un sitio donde soplaba un viento muy frío y las rocas tenían filo, además de que era descrito como un lugar en donde el aire era tan gélido que te cortaba como si hubiera pedazos de obsidiana en el viento. Es inevitable no pensar en el Naraka, el inframundo hindú, ya que también tenían un lugar bastante similar, en donde soplaba un frío invernal y la piel se te pegaba en el suelo rocoso, con la diferencia de que en el Mictlán era un breve periodo de tiempo, más como una prueba, y en el Naraka pasabas en ese lugar por miles, incluso millones de años, purgando tu karma.

Pancuetlacaloyan es el nombre del quinto estrato, en este lugar se decía que no existe la gravedad por lo tanto flotaban, además de que eran llevados por el viento, de ahí su nombre en español: lugar donde la gente se voltea como banderas. De una u otra forma llegabas al final de este lugar y el viento se encargaba de regresarte al principio, empezando todo nuevamente.

El siguiente nivel era verdaderamente un campo de batalla, ya que en el lugar llamado Temiminaloyan llovían flechas de todos lados, flechas que se decían eran las que se perdían durante las batallas y terminaban por caer ahí, hiriendo y desangrando a aquel que pase.

El séptimo nivel tiene por nombre Teocoyohuehualoyan, lugar donde te comen el corazón, lo cual hacían los jaguares que habitan en este estrato, abriendo tu pecho y quitándote el corazón, despojándote de lo último que te ata a la carne.

En el octavo nivel era el lugar donde se tienen que cruzar las aguas, un lago inmenso de aguas negras que se tenían que cruzar nadando, tomando en cuenta que lo hacías sin corazón.

Para terminar el largo trayecto llegaban al lugar llamado Chiconahualoyan, un lugar en donde existe una niebla tan densa que no te permite ver hacia dónde te diriges, y es aquí en donde al no ver tu camino, piensas en todo aquello que te sucedió mientras te encontrabas en vida, reflexionando sobre todo aquello que hiciste y dejaste de hacer, sobre las decisiones que tomaste a lo largo de la vida, en lo que te convertiste mientras estabas con vida y lo que hiciste. Una vez que entendiste tu sentido en la vida, los señores del inframundo, Mictlantecutli y Mictecacíhuatl te permitían liberarte de ese lugar, dándote paso a convertirte en uno con el todo, un poco filosófico, no sin antes recibir los regalos que llevarás para ellos.  

La idea de los antiguos mexicanos de muerte estaba ligada profundamente con un fundamento filosófico, de ahí que incluso lo que hiciste en vida repercute en tus acciones en la muerte, y cada prueba del Mictlán no solamente era para demostrarlo, sino también para poner a prueba la mentalidad que tenían aquellas personas que por este lugar pasaban, y que al final, puedes descansar en paz, si es que tus capacidades y habilidades tanto físicas como mentales te lo permitan, un mensaje de esperanza para todos nosotros, una muestra de que al final de nuestro camino en la tierra, el siguiente no es de pena o angustia, solamente es otra gran aventura, y al final existe un lugar donde todos nos encontraremos, donde no existe el tiempo, siendo solamente un ente unido a la eternidad.

Feliz día de muertos.

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