Por Darth Mortus

Las redes sociales llegaron para quedarse. La realidad no se podría entender de la misma forma sin ellas, además del papel tan importante que han tenido en el desarrollo de eventos tanto individuales como mundiales. Están tan arraigadas en la sociedad que incluso tendrán una evolución, una mejora, que aún no está disponible pero que se espera con ansia, el llamado meta-verso está sobre nosotros y podría marcar un hito en el mundo.

Todo esto suena a que será un gran beneficio, estar un paso más cerca de ese futuro que tantas veces vimos en películas o se describen en libros, en donde la realidad virtual y la realidad misma tienen un velo muy fino que divide el uno del otro, las posibilidades de esto son tan grandes como la imaginación misma.

Pero también acarrean desventajas, males que aún en nuestros días no hemos podido solucionar, ni siquiera ponernos de acuerdo en cómo arreglarlos, dilemas éticos, legales o incluso filosóficos, que aunque siendo de gran profundidad e interés, no son el tema principal de esta columna.

En esta ocasión veremos este tema desde un punto de vista bastante particular, más individual y la forma en cómo afecta el desarrollo y la manera en cómo esta persona los ve desde su particular perspectiva: la mía.

Algunos de ustedes lo saben, algunos no, pero no tengo perfiles en redes sociales, solamente en una y estoy considerando seriamente cerrarla por un conflicto que, aunque puede parecer simple, genera una incomodidad muy grande dentro de mí, y la respuesta a esto está clara dentro de mi cabeza, pero no le he dado palabras para poder expresarla de una manera clara, y es tiempo de darle una salida a estas razones que tengo y explicarlas lo mejor que pueda, es decir, como si fuera un relato, abrir una ventana para quien quiera asomarse y ver una parte de mi persona.

Hace algunos años contaba con perfiles en las redes sociales más populares en el momento, y debo decir que eran bastante diferentes a como están ahora, y no me refiero al apartado técnico o la presentación, sino al contenido que se mostraba o se compartía, era un tanto más simple sin dejar de ser personal, y las restricciones no eran tan amplias como lo son ahora, la censura no existía (hasta donde recuerdo) y en general era más como una forma de compartir lo que acontecía en nuestras vidas diarias. Consideraba a éstas como una herramienta para tener un contacto casi instantáneo con personas que no estaban conmigo en ese momento, ver el nacimiento de los primeros memes, y de estar conectado con artistas que no conocías personalmente pero que si los tienes agregados, es como conocerlos. Hasta ese momento no tenía problemas o dudas, pero su uso prolongado hizo que me cuestionara un poco sobre ellas, me generaba incomodidad, sabía que había algo que no me agradaba pero no podía definirlo bien, de cualquier forma seguía haciendo uso de ellas.

Después de unos años usando estas redes decidí cerrar mi perfil temporalmente de FB, la idea inicial era ver cuánto tiempo duraba sin usarlo, sabiendo que eventualmente regresaría. No recuerdo el tiempo que pasé sin perfil en esa red, ni lo que experimenté sin ella, pero recuerdo las caras que ponían las personas a las que mencionaba sobre esto, era de extrañeza, duda, algunos incluso sorprendidos por esta decisión, y lo que también recuerdo incluso mejor que lo anterior fue el de reabrir el perfil: me sentí nuevamente conectado, fue una sensación de regresar a algo que te hacía falta o necesitabas, calmante incluso, y este mismo ciclo lo volví a experimentar un par de veces más, ya que pasé por las mismas fases de conexión, incomodidad, cierre y empezar nuevamente.

En la última ocasión que re-abrí mi cuenta, las redes sociales ya eran diferentes a como las había conocido, pasaron de ser un pasatiempo a ser parte esencial de las personas, tuvieron el mismo impacto que los teléfonos celulares, iniciaron siendo herramientas útiles en el actuar diario de la persona, y se convirtieron en casi una extensión de la persona misma, es difícil concebir nuestro día a día sin el celular, incluso sentirse incompleto si no lo tenemos con nosotros. En eso se convirtieron las redes sociales, y no me refiero a una en específico, sino a todas en general, se metieron tanto en nuestra vida que lo que mostramos al mundo es una extensión de nuestra realidad, fingida o no.

Durante esta última etapa, estaba realizando el conocido “scrolling” y me topé con algo que cambió mi forma de ver las redes sociales y me mostró el camino para lo que realizaría en un futuro, me apareció una entrevista de Zygmunt Bauman, filósofo, postulante entre otras cosas de la idea de la modernidad líquida, y este pensador explicaba que las redes sociales eran una trampa, un lugar en donde no se necesitan habilidades sociales, estás encerrado en cámaras de eco e incrementa la soledad de las personas.

Quedé fascinado por las palabras de este autor, lo que él decía y explicaba con tanta facilidad y elocuencia como las desventajas de las redes sociales eran las razones que me incomodaban de estas pero no podía explicar dado mi limitado conocimiento, le dio un sentido y una idea más clara, e incluso noté la ironía de toda la situación.

Después de esto y buscando más información sobre el autor y su opinión sobre las redes sociales, mi idea estaba clara: eliminar mis perfiles que tenía de las plataformas digitales. Pero esto no surge por un sentimiento visceral, más bien surge por un conjunto de decisiones que fui tomando a lo largo de un tiempo, desde mi encuentro fortuito con Bauman hasta mi desaparición de las redes, entendía tanto las desventajas (acceso a información de manera casi instantánea) como las ventajas (la des-conexión permanente).

Como había dicho, las decisiones que tomé se basaron en autores como Bauman o Foucault, otro filósofo que ha moldeado el pensamiento actual que tengo, y estas decisiones o razones para desconectarme de la “matrix” son bastante amplias y necesitan exponerse de una manera clara, sencilla y alejando mis ideas personales, por eso en el próximo mes expondré estos argumentos, por ahora los quiero dejar con una frase de Bauman “El estar siempre conectados, no alivia nuestra soledad” esto no augura nada bueno, pero de eso trata la filosofía, de responder aquellas preguntas que no estamos dispuestos a responder, de solucionar aquello que es doloroso o incómodo, de generar discusiones o debates, porque de esto surgen las soluciones, de aquí emanan las respuestas que no esperamos y si estamos de suerte, le dan sentido a nuestra vida.

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