- Elabora artículos utilitarios y de ornato, con diseños que han surgido en su imaginación durante más de 50 años
El hueso de res y el cuerno de toro son las materias primas de Mónico Reyes Ensaustegui, último artesano del municipio de San Antonio La Isla, Estado de México, en usar esta técnica que lo ha llevado a ganar siete concursos nacionales y otros más en el Estado de México, lugar que lo vio nacer y donde aprendió de sus padres este oficio a los 12 años.
Esta rama artesanal encierra una amplia gama de formas y figuras, así como de colores que le exigen no solo laboriosidad y talento, sino tiempo y paciencia para elaborar artículos utilitarios y de ornato como peines y peinetas, botonadura de trajes de charro, piezas de ajedrez y dominó, silbatos, collares, aretes, pulseras, llaveros y baleros; miniaturas de futbolitos, de voladores de Papantla y árboles de la vida; así como adornos diversos por encargo, o bien, todas aquellas formas y figuras que Reyes ha imaginado en más de 50 años, tiempo que lleva realizando este trabajo.
En entrevista, explica que, sus padres y abuelos le enseñaron a trabajar con hueso de carnero que hervían con cal y le daban un tratamiento especial con distintos blanqueadores, pero eso ya quedó en el pasado. Ahora el maestro Reyes trabaja mejor con el hueso de res que es más accesible y lo consigue en el rastro, donde lo compra en mayoreo a mejor precio, al igual que las cabezas de toro.
El proceso no es sencillo —señala el artesano— porque comienza desde ir al rastro, hervir el hueso por varias horas hasta verlo completamente blanco, después cortarlo en diferentes tamaños con cierra circular para que quede manipulable y finalmente viene la magia a través del torno con el que le dará la forma a la pieza.
El cuerno lo corta de las puntas, las cuales le sirven para pipas y baleros. El resto lo cuece a base de carbón, una vez que está dorado, lo compacta con los pies, para luego pasarlo a las prensas metálicas. Finalmente lo pone en agua fría para que se endurezca y no se estrelle.
El trabajo que hace nadie más lo realiza, al menos en su pueblo. “Yo nunca me imaginé salir adelante con mi trabajo”, comenta Don Mónico con voz firme y orgulloso de ser un artesano de familia humilde y muy trabajadora que no se da por vencida ante nada ni ante nadie. Comenta que, antes de que iniciara la contingencia sanitaria por COVID-19, había sido invitado a participar en una exposición con artesanos y artesanas de Alemania, Uruguay y China, pero la invitación está en pausa “nosotros no nos vamos a dar por vencidos, se debe de luchar con aquellas naciones, porque no nada más ellos pueden, también nosotros, hay talento y mucha creatividad”.
Reyes explica que el Instituto de Investigación y Fomento de las Artesanías (IIFAEM) y el Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (FONART), son las instituciones que le han apoyado a concursar, por ello sus piezas han representado al Estado de México en países como Argentina, Chile, Colombia, Ecuador y Japón, entre otros.
Todos los miércoles –ahora siguiendo las medidas sanitarias– enseña la técnica de tallado de hueso a un grupo de 16 personas, no les cobra, porque dice que lo único que le interesa es dejar un legado “les enseño con mucho gusto, para que el día que yo falte ellos les enseñen a otras personas y así esta tradición no se pierda”.
Ante la contingencia sanitaria, Mónico Reyes decidió seguir creando, por lo que tiene alrededor de 2 mil modelos diferentes listos para la venta “yo espero que esto termine pronto para poder seguir”, concluye.