- Se han activado callejones y corredores que lucen iluminados, con colorido y arte en sus paredes
En la sierra norte de Puebla, se ubica Zacatlán, además de su belleza natural, tiene una gran riqueza histórica y cultural, elementos que lo han convertido en un Pueblo Mágico nombrado como tal desde el 2011. Es famoso por ser uno de los principales productores de manzana y de productos que de ella derivan, en México, y desde el 2014 a su atractivo suma los vitro murales, considerados como una de las expresiones artísticas más grandes del país, con más de 2 mil metros cuadrados, y sumando.
En entrevista, Miguel Díaz Guerrero, pintor originario de Popotohuilco, Zacatlán, Puebla, uno de los artistas que han trabajado colectivamente en la producción de estos murales comenta: “Mary Carmen Olvera Trejo, entonces regidora de Turismo y Desarrollo Económico del ayuntamiento de Zacatlán, tuvo la idea de conmemorar los 300 años de la fundación de este pueblo mágico con la elaboración de un vitro mural monumental, en donde se retratan paisajes del México prehispánico, lugares, personajes y momentos históricos tradicionales de Zacatlán”.
Miguel Díaz ha participado en diversas exposiciones en México y el extranjero, mostrando en sus pinturas el singular modo de vivir de su comunidad y dando a conocer la magia de la sierra poblana.
Su obra se caracteriza por plasmar la vida cotidiana de su comunidad, la vida del campo y los animales en general, así como el proceso de elaboración de productos con lana y de la producción de la sidra, mismos que llevó a los vitro murales al ser parte de este proyecto.
Explica el artista que los vitro murales son fabricados con pequeños pedazos de mosaicos de diversos colores, azulejos, talavera, vidrios y espejos reciclados, un detallado trabajo en el cual Miguel Díaz incursionó en años recientes por petición, recomendación y apoyo de Mary Carmen Olvera.
Miguel detalla que el primer vitro mural de Zacatlán y en el que participó con un colectivo grande de artistas, artesanos y voluntarios del pueblo, está dividido, una parte se ubica a la entrada del panteón, nombrado La vida eterna, donde se representan 11 cuadros bíblicos.
La otra parte, considerada la principal de esta serie, se encuentra sobre el paseo de la Barranca de los Jilgueros y se divide a su vez en 12 cuadros en los que se cuenta la historia de la ciudad y sus riquezas, desde la manzana, que es el corazón del mural, hasta la relojería y la calidez de su pueblo.
“La idea de crear estos vitro murales es para recuperar espacios olvidados y con ello reactivar la economía. Gracias a este trabajo se ha atraído más turismo, se han activado callejones y corredores importantes que lucen iluminados, con colorido y arte en sus paredes”, recalca el entrevistado.
Aunque el proyecto de murales surgió en 2014, no ha concluido, sigue creciendo; actualmente, comenta el entrevistado, se elabora México lindo y querido, obra en la que se resalta la vestimenta y tradiciones de cada estado del país, y se ubicará en el callejón Lindavista.
En los más de 2 mil metros cuadrados de arte mural, sin contar el área en la que actualmente se está trabajando, se han elaborado diversas temáticas como: homenaje al maíz, conmemoración de los 300 años de Zacatlán, el universo náhuatl, la vida eterna y Zacatlán de mis recuerdos, con los que se realzan callejones y plazas que han sido recobradas con arte.
“En estos muros podrán apreciar desde la creación del universo, como el Big Bang, el surgimiento de Adán y Eva, el nacimiento de Jesús, lugares turísticos y representativos de Zacatlán, así como grabados prehispánicos e indígenas”, apunta Miguel.
En el proyecto también participan la artista plástica estadounidense Trish Metzner-Lynch, artistas mexicanos y locales, así como voluntarias y voluntarios.
AJR