Por María Nava
En diciembre de 2019, en la Corte Penal Internacional de La Haya, el embajador de Vanuatu en la Unión Europea hizo una sugerencia radical: convertir la destrucción del medio ambiente en un crimen. El ecocidio, que literalmente significa “matar el medio ambiente”, es una idea que parece muy radical y, según los activistas, razonable. La teoría es que nadie debería quedar impune por destruir el mundo natural, pero… ¿en verdad esto se cumple?
En Tlaxcala, miles de aves guardan silencio. Su trinar ha sido acallado por el ruido de motores, 937 especies escapan de los camiones de carga que a los ojos de todos se llevan decenas de árboles, muchos de ellos sanos y que fungían como su hogar. En la Malinche, en los últimos años se ha visto cómo se está matando a la naturaleza. Vemos cómo nuestro máximo emblema como entidad muere a causa de una plaga que, día a día, sigue arrasando con todo el ecosistema. El escenario encontrado es desolador: centenares de árboles, la inmensa mayoría sanos, han sido talados, cortados para servir de leña, murillos y tapias, o simplemente trasladados por camiones a un sitio desconocido por los ciudadanos, y conocido por el gobierno.
Lo que, sin embargo, procede enfatizar son las reacciones y respuestas de los ciudadanos organizados, especialmente de las comunidades rurales, ante esta debacle. Hace unos días pude platicar con integrantes de “Rescatemos la Malinche”, un grupo de jóvenes entusiastas oriundos de algunas comunidades a la falda de este volcán como Cuahuixmátlac, Muñoztla y Tlalcuapan, ellos mencionaban que la burocracia complicaba el saneamiento y reforestación de la montaña. Sin embargo, la gota que derramó el vaso fue cuando se enteraron que hubo un saneamiento en una zona donde los árboles no estaban afectados. Los dueños de las parcelas documentaron la tala clandestina disfrazada de rescate ecológico, con permisos de dependencias gubernamentales.
Pero, ¿Qué ha hecho Marco Mena, como gobernador, por la Malinche? ¿Cuándo lo hemos visto visitar las zonas afectadas o brindando el apoyo a algún grupo de reforestación? ¿A caso no nos damos cuenta de las consecuencias que esto puede tener? Nuestra montaña está muriendo, pero el apoyo del gobierno brilla por su ausencia, y estos valientes jóvenes se han saltado la administración de Marco Mena (por su evidente ineptitud), para buscar soluciones en instancias federales, sin buenos resultados.
Este difícil panorama ha puesto al desnudo el papel ecocida de la administración de Marco Mena, cuyas instancias públicas son los agentes directos de la destrucción y ecocidio. Y es que esta escena no solo ocurre en nuestra Malintzi, también en la Cuatlapanga y otros cerros y montañas del estado de Tlaxcala, pero no es el único que preocupa a los ciudadanos, nuestros ríos también están muriendo y siendo contaminados. Muchos pobladores de Tlaxcala llevan dos décadas luchando por el saneamiento de la cuenca del Atoyac, debido a que representan una alarma de salud pública que desemboca en enfermedades como cáncer, insuficiencia renal, leucemia y otros padecimientos derivados de la interacción de los corredores industriales existentes en la zona industrial.
En la devastación medioambiental participa el gigante químico-farmacéutico Bayer con su filial Monsanto, Volkswagen y un ejército de proveedores de autopartes y suministros automotrices, empresas de industria textil, de cerámica. Bayer, se conectan al drenaje municipal de Ixtacuixtla, que lo convierte en un riesgo ecológico para toda la población. ¿A caso las autoridades no saben nada? Claro que lo saben, claro que se dan cuenta, pero prefieren ignorarlo por las “altas ventajas” que estas empresas internacionales dejan a Tlaxcala.
Es difícil decir que este no es un problema exclusivo de empresas extranjeros, todos los ciudadanos que hemos tenido oportunidad de visitar “Las Cuevas” en San Pablo Apetatitlán hemos sido testigos de descargas clandestinas directas al Arroyo Ahuehuetitla por una importante empresa de cobertores, vistiéndolo de tonos rojos, azules, negros y otros más. ¡El problema está ahí! Está presente, pero el gobernador Marco Mena, como muchos otros gobernadores, han hecho caso omiso.
El reto para la nueva gobernadora electa es tratar de arreglar el ecocidio en nuestros ríos y montañas, y crear convenios con las empresas para regular el tratamiento de sus desechos, pero nuestro trabajo como ciudadanos es ayudar y unirnos a las acciones que algunos valientes ya han comenzado y ayudar a la causa. Solo las acciones colectivas, lideradas por personas valientes, pueden realizar los esfuerzos necesarios para evitar que nuestra Tierra esté en peligro. Hemos ganado este tipo de batallas antes y podemos ganarlas nuevamente, incluso si no hay apoyo gubernamental, aún tenemos un poco de esperanza.
Te invito a leer mis trabajos anteriores…