En el artículo pasado hablamos sobre cómo aprovechar nuestra Imagen Personal y salirnos con la nuestra, haciendo hincapié que lo que tenemos en nuestro interior se expresa en nuestra imagen y es por eso que conocerte y reconocer lo que te gusta y no te gusta de ti, es el paso más importante a la hora de hacer una Asesoría de Imagen. De nada sirve aconsejar o asesorar a alguien sobre su exterior, si a la hora de la verdad su interior tiene un plan totalmente distinto. Pero creo que es importante que hablemos un poco más de eso, para que entiendas a qué me refiero y, para hacerlo, tenemos que tener en cuenta un tema muy importante: el color.
El color tiene una gran relación con tu imagen, pues no solo te afectan los colores por cómo se ven cuando te los pones, sino por el impacto que tienen en tu interior.
A esta relación e impacto se le llama “Estado Cromático Interno” y son los colores que expresa tu alma de acuerdo a lo que llevas por dentro.
¿Te ha pasado que entras a un lugar y automáticamente sientes una gran felicidad? ¿o tal vez te sientes deprimido o pesado cuando ves una obra de arte? ¿Te has sentido de mejor humor en días que usas colores vivos?, ¿o de pronto hay días que solo quieres usar negro? Esto es porque los colores son variaciones de luz a diferentes frecuencias que generan cierta energía que te impacta de una forma u otra, dependiendo de tus experiencias pasadas, el imaginario colectivo del lugar donde creciste, tus conocimientos, etc. A nivel científico, las vibraciones de un color producen efectos similares de persona a persona y es por eso que puedes usar ciertos colores en las estrategias de publicidad o diseño. Lo mismo pasa con tu vestuario.
La forma como vistes envía dos mensajes: uno al exterior y otro a ti.
Este último es el que más influye en nuestras emociones y nos habla sobre lo que tenemos en nuestro interior, de lo que en ocasiones no nos percatado. Si por ejemplo llevas meses vistiendo de negro y no te dan ganas de ponerte ningún otro color, es posible que el negro te guste mucho, pero detrás de ello puede haber un gran número de emociones que estás reprimiendo, creando una carga negativa dentro de ti que no hará sino crecer mientras no la trabajes.
También puede que solo te vistas de negro, azul y gris y pienses que es porque no tienes creatividad al vestirte, cuando la realidad es que tu imagen ha pasado a un segundo plano y te has limitado a usar ropa con la que no te sientes mal pero tampoco te encanta, para dedicarte a temas más importantes.
El problema es que olvidas que lo que estás bajando a un segundo plano no es “la ropa”, eres tú y tus prendas te están avisando que es hora de prestarte más atención.
Lo mismo pasa con los colores que tienes a tu alrededor, en especial aquellos que han surgido por decisiones tuyas, es decir, los de tu cuarto, tu sala o tu oficina. Los colores que escoges para que te rodeen cada día, hablan también de lo que llevas por dentro y así mismo te afectan. Si te sientes triste y deprimido y te rodeas siempre de colores oscuros, tu contexto no solo te está mostrando la oscuridad en la que te sientes por dentro, sino que te está ayudando a mantenerte en ella y es importante que nos demos cuenta de eso para usar el mismo recurso y apoyarnos un poco.
Así que, ¿para qué sirve todo esto? En primer lugar, es preciso que entiendas que el color no es algo banal o superficial. Mucho antes de que entiendas lo que tienes en frente de tus ojos, a tu cerebro ya ha llegado la información sobre lo que sientes al mirarlo y este mensaje lo ha enviado el color que percibes. Es por eso que darte cuenta de lo que te está tratando de decir tu imagen y lo que le estás comunicando al exterior es crucial para poder controlar cómo te sientes y cómo otros reaccionan ante ti.
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Con cariño, Lía @possebylia.
Recuerda leer mi columna anterior.