·         El jurado consideró su compromiso con la reinvención del lenguaje y la transgresión, sin perder de vista la dimensión ética y política

·         La Secretaría de Cultura federal y la Universidad Nacional Autónoma de México otorgan este reconocimiento a escritoras y escritores que, por el conjunto de su obra, enriquezcan el patrimonio literario de la humanidad

·         La escritora chilena recibirá el equivalente a 125 mil dólares estadounidenses, un diploma y una escultura diseñada por el artista visual Vicente Rojo

·         El jurado estuvo integrado por las y los escritores Cristina Rivera Garza, Mario Bellatín, Angelina Muñiz-Huberman, Adolfo Castañón y Luisa Valenzuela

Por su compromiso con la reinvención del lenguaje y la transgresión, sin perder de vista la dimensión ética y política, la escritora chilena Diamela Eltit (1949) se hizo merecedora al Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria 2020, otorgado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Su trabajo literario ha sido significativo en el proceso de cambio social y cultural en los territorios de la lengua española, renovando las formas mismas de la expresión por medio de su estructura, en la que conviven la poesía, el ensayo y la narrativa.

Así lo consideró el jurado integrado por las y los escritores Luisa Valenzuela, ganadora de la edición anterior; Cristina Rivera Garza, Adolfo Castañón, Mario Bellatín y Angelina Muñiz-Huberman, quienes decidieron, por unanimidad, entregar el premio a la autora de Jamás el fuego nunca (2007).

Diamela Eltit se hace acreedora a un diploma, una obra escultórica diseñada por el recientemente fallecido artista visual Vicente Rojo, así como a una cantidad en pesos mexicanos equivalente a 125 mil dólares estadounidenses.

El jurado determinó que “la obra de Eltit rompe las fronteras de género, tiempo y espacio, manteniendo una constante y vital vigencia. Sus novelas Lumpérica (1983), Por la patria (1986) y Vaca sagrada (1991) forman parte de un conjunto al cual se añade el notable texto titulado El infarto del alma (1994), elaborado junto con la fotógrafa Paz Errázuriz, Los vigilantes (1995) y Los trabajadores de la muerte (1998) hacen de su quehacer literario un espacio clave para la nueva lectura y escritura a la que estuvo tan atento Carlos Fuentes”, subraya el acta del fallo.

Eltit se convierte en la segunda mujer en obtener este galardón en su historia, luego de que la autora argentina Luisa Valenzuela lo recibiera el año pasado. Los otros ganadores de este reconocimiento han sido Mario Vargas Llosa (2012), Sergio Ramírez (2014), Eduardo Lizalde (2016) y Luis Goytisolo (2018).

Este premio se otorga anualmente a escritoras o escritores que, por el conjunto de su obra (escrita en español en su totalidad o una parte sustancial), hayan enriquecido el patrimonio literario de la humanidad.

Fue instaurado en memoria del escritor mexicano, autor de clásicos como La región más transparente y La muerte de Artemio Cruz. Busca reconocer el trabajo de quienes, a través de sus letras, enriquecen la literatura universal con sus poemas, novelas, ensayos y cuentos. En un principio, su periodicidad fue bianual; sin embargo, a partir de 2019 es anual por un acuerdo entre la Secretaría de Cultura, la UNAM y la periodista Silvia Lemus, viuda de Fuentes.

La obra de Eltit ha sido definida como una propuesta teórica, estética, social y política generada desde un nuevo espacio de lectura. Nacida en Santiago, Chile, en 1949, y perteneciente a la generación de escritoras chilenas que en la década de los ochenta generaron innovadores espacios de reflexión sobre temas como la sexualidad, las políticas de lo cotidiano y la identidad de género, Eltit es una de las autoras más reconocidas dentro y fuera de su país.

De su trabajo destacan el tomo de ensayos Una milla de cruces sobre el pavimento (1980), así como las novelas Lumpérica (1983) y Por la patria (1986), escritas desde una perspectiva marginal. A estos libros siguieron El cuarto mundo (1988) y El padre mío (1989).

Fue integrante del Colectivo de Acciones de Arte (CADA), y en la década de los noventa fungió como agregada cultural en México, donde finalizó su novela Vaca sagrada (1991). En 1994 publicó, junto con la fotógrafa Paz Errázuriz, el libro documental El infarto del alma, al que siguieron las novelas Los vigilantes (1995) y Los trabajadores de la muerte (1998). En 2002 presentó su novela Mano de obra, y continuó con Jamás el fuego nunca (2007), Impuesto a la carne (2010), Fuerzas especiales (2013) y Sumar (2018), entre otras obras que incluyen ensayos y guiones.

Ha ganado el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso (2010), el Premio Altazor (2014) y el Premio Nacional de Literatura de Chile (2018), entre otros reconocimientos.

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